El meu primer debat al Congrés del Diputats
señorías, subo a esta tribuna, en mi caso por primera vez, para expresar la
posición del Grupo Socialista en relación con el acuerdo por el que se fija el
objetivo de estabilidad presupuestaria para 2012 del conjunto del sector
público y de cada uno de los grupos de agentes que lo integran y el límite de
gasto no financiero del presupuesto del Estado para 2012.
Era absolutamente necesario revisar la senda de consolidación fiscal. Los
socialistas lo venimos reiterando con insistencia, una vez constatado el
recrudecimiento de las tensiones en los mercados financieros y de la deuda
soberana, así como a la luz de las nuevas perspectives de crecimiento de la
zona euro. Si las circunstancias han cambiado, es lógico que la política fiscal
se adapte al ciclo.
Se lo dijo el presidente de nuestro grupo en el debate de investidura: “Solo con ajuste no llegamos, señor Rajoy; hay
que hacerlo, pero solo con ajustes no llegamos. Las políticas de consolidación
fiscal excessives conducen al estrangulamiento de nuestro crecimiento, entre
otras cosas porque si no hay previsiones de crecimiento positivas no hay
inversión y eso es lo que està pasando en Europa. Por tanto, tenemos que
revisarlas o, mejor aún, compatibilizar esas políticas de ajuste con políticas
de crecimiento a nivel europeo. En Europa, en la zona euro y también en España,
eso es lo primero que tenemos que hacer.”
Saben, por consiguiente, que tenían nuestro apoyo para negociar con las
instituciones europees y hacer bien las cosas —aprobar una senda de consolidación
fiscal con un calendario creíble—, però ustedes han actuado como nos tienen
acostumbrados.
Primero, en enero, el ministro de Hacienda dice que el objetivo de déficit
para 2012 lo marcará Bruselas; después, el presidente del Gobierno nos anuncia
un objetivo de déficit al margen del acuerdo de la Comisión y, ahora, a la
vista de los acontecimientos de la reunión de ayer en el Eurogrupo, hemos
pasado de la decisión sobirana a la imposición de 5.000 millones de euros de
ajuste adicional, que acepta el Reino de España por boca de su Gobierno.
Entendemos que el Eurogrupo comparte
el fondo del asunto sobre flexibilizar los objetivos de dèficit público pero,
evidentemente, no comparte las formas utilizadas por el Gobierno para delimitar
los Nuevos objetivos.
Señores del Gobierno, nos tienen que aclarar si el techo de gasto y el
objetivo de estabilidad que se sometent a esta Cámara tienen o no tienen
validez de verdad.
Estamos realmente en un escenario dantesco que pone de relieve la falta de
un plan serio y creíble del Gobierno de España para revisar la senda de
consolidación fiscal.
En realidad, ¿qué estamos haciendo hoy aquí aprobando un objetivo de
déficit y un techo de gasto que va a ser revisado de inmediato? ¿Cumpliendo una
simple formalidad?
Ciertamente, ¡la seriedad de lo que se está haciendo es perfectamente
descriptible!. Podríamos decir incluso que hay un menosprecio hacia esta Cámara
que, al fin y al cabo, no deja de ser un menosprecio al conjunto de los ciudadanos.
Ahora entendemos por qué el acuerdo adoptado por el Gobierno es incompleto.
Hay que recordar que la todavía vigente Ley General de Estabilidad Presupuestaria
establece una serie de exigències en relación con el citado acuerdo que no
pueden desconocerse.
En la ley se establece de forma clara que el objetivo de estabilidad
presupuestaria se debe fijar con referencia a los tres ejercicios siguientes.
Asimismo, debe acompañarse de un informe en el que se evalúe la fase del ciclo
económico que se prevé para cada uno de los años contemplados en el horizonte
temporal de fijación de dicho objetivo. Pues bien, ninguna de las anteriores exigencias
se cumple en el texto remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados: ni
el objetivo de estabilidad contempla la referencia a los tres ejercicios siguientes
—solo la del año 2012—, ni existe el informe sobre la posición cíclica de la
economía española.
Con sus decisiones nos están abocando no a una senda creíble y factible,
como se ha dicho, sino realmente al precipicio, al precipicio al que pueden
arrastrar la economía española, haciendo añicos el principio de igualdad y abocando al desmantelamiento los Servicios
básicos del Estado del bienestar, como la sanidad, la educación y la atención
social; en definitiva, la ruptura de la cohesión social.
Precisamente son esos servicios y su mantenimiento los que entendemos que
deberían tenerse en cuenta a la hora de establecer el Reparto interno del
objetivo de déficit. En nuestra opinión, los ajustes deberían estar encaminados
a facilitar la consecución de las políticas de impulso de la economía y a garantizar
los servicios esenciales en términos de calidad.
En España son las comunidades autónomas las competentes en sanidad, en
educación, en atención social y, en cualquier caso, eso debería tenerse muy en
cuenta a la hora de asignar esfuerzos.
Con la decisión adoptada, a pesar de la rectificación que ahora sobre la
marcha nos ha contado el ministro, creemos que se pone en serio riesgo la
viabilidad de la sanidad y la educación públicas, por lo que deberían revisar
el objetivo para este subsector.
En cuanto al procedimiento seguido para su aprobación, también se ha
producido una inversión de lo que contempla la ley pues el Gobierno debería
haber conocido con carácter previo el informe del Consejo de Política Fiscal y
Financiera de las comunidades autònomes y de la Comisión Nacional de
Administración Local en cuanto al ámbito de las mismas, cosa que es evidente
que no ha sucedido; precisamente se ha hecho el proceso a la inversa.
Respecto al cuadro macroeconómico y al techo de gasto, a la escasa o nula
información que acompaña el contenido material del acuerdo se suma el apagón
estadístico que hemos sufrido en los últimos meses, un apagón estadístico
inadmisible, que no hace más que acrecentar la desconfianza. Algunos datos que
hemos conocido la pasada semana corresponden al mes de diciembre de 2011,
ignorándose todavía las variables económicas que justifican la desviación del
objetivo de déficit, del 8,5 por ciento en 2011.
Nada se ha dicho tampoco por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas
sobre la marcha seguida por la recaudación y por la ejecución del gasto a lo
largo de los meses de enero y febrero de 2012. ¿Qué ha pasado con los informes
de recaudación que publica mensualmente la Agencia Tributaria?
De este apagón estadístico se ha hecho eco igualmente la Unión Europea, que
viene manifestando que carece de información en relación con el proyecto de
presupuestos para 2012.
Lo insólito de la situación hace que a día de hoy desconozcamos cuál es el
ritmo que siguen las variables esenciales de la actividad pública, por lo que
el objetivo de estabilidad no puede ser valorado más allá de considerar que es
la expresión de la voluntad unilateral del Gobierno, en este caso ya
condicionada por la Unión Europea.
En todo caso, a la luz de los pocos datos disponibles, queremos comentar lo
siguiente.
Las previsiones de ingresos no
financieros creemos que no son realistas sin medidas discrecionales. Según los
datos de la Intervención General, los ingresos no financieros fueron de 104.145
millones de euros en 2011 en términos de caja. Ustedes estiman para 2012, con
el PIB nominal decreciendo el 0,8, unos ingresos de 119.233 millones de euros.
En definitiva, aunque quieran explicarlo con la subida del IRPF, faltan unos
10.000 millones de euros; por lo tanto, para materializar la previsión la
pregunta es: ¿van a subir los impuestos en estos 10.000 millones de euros? Este
es el momento de decirlo y de despejar la duda, ya que el día 30 vamos a ver
los presupuestos pero no conocemos por anticipado cuál es su previsión.
Posiblemente razones tácticas que tienen que ver con las elecciones
andaluzas y asturianas le impiden comentar ese dato.
El cuadro macroeconómico también revela una reducción del 11,5 por ciento
del consumo final de las administraciones públicas para 2012. Esto nos indica que
es probable que haya una nueva reducción del salario de los empleados del
sector público o una destrucción de empleo público. Si la opción es la segunda,
podría implicar la reducción de más de 200.000 puestos de trabajo en el
conjunto de las administraciones públicas, es decir, casi un cuarto de millón
de trabajadores públicos pueden irse a la calle; de hecho, la reciente reforma
del mercado de trabajo ya apunta en esa dirección y creemos que no es una
casualidad. Si a todo ello le sumamos una reducción de la inversión pública del
40 por ciento, como ha anunciado el ministro de Economía y Competitividad, el
panorama para 2012 es desolador; es decir, un año perdido para el empleo.
Ahora, con las nuevas cifras que acabamos de conocer, creemos que la
situación todavía se va a agravar más.
El objetivo de equilibrio de las cuentas de la Seguridad Social para este
año nos preocupa y nos gustaría que las previsiones que el Gobierno hace se
cumplieran. Aquí también sería bueno que aclarasen cómo van a quedar las
prestaciones por desempleo, porque, señorías, aquí tampoco los números cuadran
y nos tememos que dichas prestaciones están seriamente amenazadas.
Como ven, el acuerdo que nos plantean ofrece tantas incógnitas y de tanto
calado que apoyarlo significa firmarles un cheque en blanco y no lo vamos a
hacer. Si teníamos dudas, el baile con Europa nos las ha aclarado definitivamente.
España necesita confianza, los españoles necesitan confianza en el futuro y
precisamente el indicador de confianza es el que está cayendo en las encuestas.
Los poderes públicos generan confianza cuando son creíbles y la
credibilidad se gana siendo coherentes con los compromisos adquiridos y siendo capaces
de hacer del diálogo un instrumento que genere consensos en torno a objetivos
claros y compartidos para abordar con responsabilidad el esfuerzo que se nos
pide a todos.
En sentido contrario, la confianza no se consigue aprovechándose del miedo
que embarga a millones de españoles ante la situación de crisis para imponer decisiones
de forma unilateral.
Tampoco se consigue señalando con el dedo acusador o haciendo señalar a
otros: a aquellos colectivos o entidades que molestan al Gobierno porque
defienden políticas alternativas, otros proyectos legítimos en el marco de
nuestra democracia que dibujan otros futuros de esperanza para todos y no para
unos pocos.
La prepotencia y el abuso de decisiones unilaterales son la antipolítica y
están en las antípodas de lo que España necesita en estos momentos. No es lo que
nos piden los españoles, sino todo lo contrario. Les diré más: abusar del
recurso a la herencia recibida, como están haciendo, también genera
desconfianza. Decimos en mi tierra que es excusa de mal pagador, es decir, propio
de quien no quiere dar la cara y hacer frente a sus responsabilidades, echar
siempre la culpa al otro. Eso tampoco genera confianza, como no genera confianza
un gobierno que predica una cosa y termina haciendo otra.
Voy terminando.
Hoy comenzamos, como el ministro ha dicho, el debate presupuestario.
Nosotros vamos a ser fieles a nuestro compromiso con los ciudadanos. Vamos a
proponer y a defender nuestras alternativas, ofreciendo diálogo político para
encontrar espacios de consenso en la línea de ofrecer las mejores respuestas a
lo que más preocupa a nuestra sociedad: generar empleo y salir de la crisis en
la que estamos sumidos. Pero para hacerlo todos juntos, no unos pocos; para
disponer de una sociedad más cohesionada y con una nueva economía más
competitiva, pero no por precariedad laboral y salarios de miseria, sino por
incorporación del conocimiento a nuestro sistema productivo. Por eso vamos a
trabajar sin descanso; nuestra responsabilidad política nos obliga a ello.
Lamentablemente esto no es lo que apunta la política del Gobierno hasta
este momento y tampoco la poca luz que ofrece la propuesta que nos presentan
hoy apunta a un cambio radical de la misma. Por todo ello, nuestro voto va a
ser negativo.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rangel.
(Réplica a la respuesta del Ministre)
El señor RANGEL TARRÉS: Señor presidente, voy a consumir muchísimo menos
tiempo. Señor Montoro, yo soy nuevo en esta Cámara, provengo de la gestión
pública, estoy acostumbrado a comprometerme y a gestionar para conseguir
objetivos, y hoy no me hubiese gustado estar en su papel. Si alguien ha hecho
realmente un discurso retórico, vacío de contenido, lleno de tics y de frases
que han repetido hasta la saciedad, son ustedes. Si creen que al final la gente
les va a dar la razón a base de repetir muchísimo una cosa que no es cierta,
les diré que eso no llega a ninguna parte. (Rumores). Lamentablemente el
recurso a la excusa de mal pagador que he contado ha sido la norma en toda su intervención
de réplica. Lo lamento profundamente, porque les hemos dicho por activa y por
pasiva que queremos comprometernos, pero con un gobierno serio (Rumores) y que
haga las cosas bien, no como las están haciendo ustedes. (Aplausos).
Muchas gracias.
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